«El capitalismo está avanzando hacia la derrota final tanto en términos materiales como en el plano ideal. Cuanto mayor se torna la brutalidad con la que esta forma de reproducción convertida en modelo social universal devasta al mundo, más se va infligiendo golpes a sí misma y más va minando su propia existencia. En este marco se inscribe también el común hundimiento intelectual de las ideologías de la modernización en una ignorancia y falta de conceptos de un nuevo tipo: la derecha y la izquierda, el progreso y la reacción, la justicia y la injusticia coinciden de manera inmediata, toda vez que el pensamiento dentro de las formas del sistema productor de mercancías se empantanó por completó. Cuanto más estúpida se vuelve la representación intelectual del sujeto del mercado y del dinero, más tenebroso llega a ser su farfullar repetitivo en torno a las tan gastadas virtudes burguesas y a los valores occidentales. No existe ni un solo paisaje marcado por la miseria y las matanzas sobre el cual no se derramen millones de lágrimas de cocodrilo de un humanitarismo policial democrático; no hay una víctima desfigurada por la tortura a la que no se convierta en pretexto para la exaltación de las alegrías del individualismo burgués. Cualquier idiota leal al Estado que se extenúa al completar un par de líneas invoca la democracia asténica; cualquier ambicioso bribón político o científico pretende broncearse a la luz de la Ilustración.
Lo que otra vez quisiera llamarse crítica radical sólo puede distanciarse con rabia y asco de los desechos reunidos de Occidente. Queda muy por debajo de las necesidades la sobradamente conocida figura de pensamiento que intenta defender a la Ilustración en cuanto tal de sus groseros acaparadores burgueses de la actualidad, reivindicando para sí, en una actitud casi idéntica a la de los burgueses cultos, una elevación consumada de la reflexión en detrimento de la plebe intelectual y el populacho del siglo XXI. Este populacho es la propia Ilustración llegada a sí. Es por sus resultados devastadores que se debe juzgar a la supuesta Modernidad: sin subterfugios, sin una dialéctica forzada hecha de justificaciones y relativizaciones.
El pensamiento ilustrado, que en su tiempo se hiciera notar como un modo de pensar distinto e insólito, y en parte hasta difícil de comprender, no sólo se convirtió en el supuesto de todo el pensamiento teórico posterior sino que también llegó a ser parte integrante del tipo de conciencia socialmente generalizado, pasando a constituir además, bajo la forma de una especie de sedimentación inconsciente, el modo de pensar no reflexivo del sentido común burgués.
Y, también bajo esta forma, tiene que ser implacable y radicalmente destruido.
Uno de los puntos cruciales del malentendido acerca de la crítica social a la Ilustración es la arraigada interpretación según la cual se habría tratado de una promesa emancipatoria, o incluso de la promesa de libertad para la búsqueda de la felicidad por parte del hombre (pursuit of happiness). Con el propósito de una racionalidad en cuanto tal y de una crítica permanente, esta promesa fue supeditada al juicio de esa misma racionalidad, de manera que no podía sino parecer que el pensamiento ilustrado tenía que prolongarse para siempre, incluso más allá de sus creadores y protagonistas, hasta que se hubiese «cumplido». Fue precisamente por ello que se pudo mantener el malentendido fundamental según el cual la Ilustración sería cualquier cosa menos la autorreflexión positiva del capitalismo y la lógica del sistema productor de mercancías, y que contiene en sí momentos trascendentes de emancipación que apuntan más allá de sí misma en su constitución burguesa.
Toda vez que la crítica ilustrada constituyó, a través de su proceso de desarrollo histórico, la autoafirmación de la destructiva forma burguesa del sujeto, ella se extingue de hecho delante de nuestros ojos junto a su objeto. En la misma medida en que todo y cada pensamiento se retira en fuga desordenada hacia la última y extrema línea de resistencia de la filosofía ilustrada, deja de existir, por completo, como pensamiento. Sin embargo, el espectáculo de un redescubrimiento militante de los valores occidentales, como si la historia de la reflexión de los últimos ciento cincuenta años, adherida a su objeto, nunca hubiese existido, no tiene nada de trágico, ni siquiera de ridículo; es pura y simplemente repugnante».
* * *
Hemos presentado el texto precedente, compuesto de una selección de reflexiones recogidas de ‘Razón Sangrienta’ de Robert Kurz, si bien no es mucho más a decir verdad lo que podemos avalar del texto entero en el que se subsumen tales citas o del resto de la línea de su pensamiento.
¿Cuánto tiempo más vamos a tardar en reconocer la profundidad de la raíz de los males que nos aquejan?
Lamentablemente, el propio Kurz, si bien aprecia parte de la radicalidad del problema, dista enormemente, como por fuerza ha de distar en general del origentoda reflexión meramente humana, de hallar el campo de solaz -y digámoslo así pues en eso nos hemos convertido a escala global- para la bestia humana.
* * *
«Hay en el hombre algo que puede concebir el Absoluto e incluso alcanzarlo y que, en consecuencia, es absoluto. Partiendo de este dato, se puede medir toda la aberración de los que encuentran completamente natural tener el derecho o la oportunidad de ser hombre, pero que quieren serlo al margen de la naturaleza integral del hombre y las actitudes que implica. Por supuesto, la posibilidad paradójica de negarla forma igualmente parte de esta naturaleza —pues ser hombre, es ser libre en el sentido de lo «relativamente absoluto»—, de la misma manera que es una posibilidad humana el aceptar el error o arrojarse a un abismo.
Independientemente del ateísmo doctrinal y de las especialidades culturales, el hombre moderno se mueve en el mundo como si la Existencia no fuese nada o como si la hubiese inventado; para él es una cosa tan banal como el polvo bajo sus pies —tanto más que ya no tiene conciencia del Principio trascendente e inmanente a la vez—, y dispone de ella con seguridad y descuido en una vida desacralizada y, por tanto, insignificante. Todo se concibe a través de un tejido de contingencias, de relaciones, de prejuicios: ningún fenómeno se considera ya en sí mismo, en su ser, ni se capta en su raíz; lo contingente ha usurpado el rango de lo absoluto; el hombre ya casi no razona más que en función de su imaginación falseada por las ideologías de una parte y el ambiente artificial de otra … Sería preciso volver a ser capaces de captar el valor de la Existencia y, en la multitud de los fenómenos, el sentido del hombre; sería necesario volver a encontrar las medidas de lo real.
Si el incrédulo se rebela … es porque no tiene el sentido del equilibrio inmanente ni el de la majestad de la Existencia y en particular del estado humano. Existir no es poca cosa; la prueba es que nadie podría sacar de la nada un solo grano de polvo; y tampoco la conciencia; no podríamos dar ni una parcela a un objeto inanimado. El hiato entre la nada y el menor objeto es absoluto y, en el fondo, ahí está la «absolutidad» de Dios» (1).
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NOTA
(1) Citas extraídas de ‘Sobre los Mundos Antiguos’, de un autor conocido de la escuela perennialista, Schuon. Señálese de paso que al menos en dicha escuela, ubicada con todo a medio camino entre el extravío del sinsentido contemporáneo y de otro lado el camino, el único camino realmente necesario, por más que en dicha escuela se observen de hecho y por principio incluso serias ilusiones y confusiones, a más de las simples insuficiencias, en ella se percibe, no obstante, en el plano intelectual, la virtud de elevar con firmeza el rostro hacia lo Alto, sin buscar respuestas exclusivamente ‘con la cabeza enterrada’ (o con el corazón ciego, para ser más exactos), como hace por desgracia con enorme frecuencia la crítica ‘anti-moderna’ de los, como Kurz mismo, ‘anti-ilustrados’.
Hola Nureddin, le escribo porque he visto su participación en algunos blogs en los que menciona a autores como Rene Guenon y Fritjhof Schuon. Hace algún tiempo que leo sus obras así como también la de autores como Evola, Coomaraswamy, Lings, etc. En algunas de sus participaciones he visto que escribe sobre las diferencias existentes entre una metafísica strictus sensu y una metafísica tradicional filosófica, la que estaría en el ocaso supuestamente. Comparto plenamente esa diferencia, y soy consciente también del desconocimiento que prima en estos tiempos sobre ella. También menciona que no concuerda con la tesis de Schuon y que no esta de acuerdo con varios postulados o ideas que se desprenden de la obra de Rene Guenon; en relación a la tesis de Schuon tampoco la comparto, pero en el caso de Guenon, por el quien tengo un aprecio intelectual especial, me gustaría saber con qué puntos doctrinales de su obra no concuerda.
Gracias
Carlos
PD. Tal vez tenga un correo para intercambiar apreciaciones, veo la opción del correo electrónico al momento de dejar el comentario pero la verdad es que no domino muy bien el tema de los blogs.
Bismillahi Rahmani Rahim
Hola Carlos
Bienvenido al blog y gracias por tu comentario. En relación a las falencias de la postira de Guenon y otros tradicionalistas, se menciona aquí algo con cierto detalle:
La afirmación, allí, de la falsa representatividad de las -digámoslo sólo descriptivamente- ortodoxias de las tradiciones, es fácilmente constatable. En el caso del sufismo, es algo palmario.
Pero sobre este último punto, antes de proseguir si acaso, te invito a que leas ese post.
Saludos,
Nureddin
Aquí hay otro blog que tenemos con temas más interesantes que estas disquisiciones intelectuales:
http://peru-islam.blogspot.com
con algunos textos sufíes.
Hola Nurredin,
No había leído el texto que me recomienda y en donde efectivamente plantea sus objeciones contra la validez del “pensamiento tradicionalista”. Mi pregunta se centraba más en relación a la obra de Rene Guenon y no tanto al pensamiento perennialista en general o al pensamiento metapolítico en particular, ya que en principio encuentro sustanciales diferencias entre lo que uno dice y la corriente o escuela de pensamiento que se forma a partir de uno. No sé si estará al tanto de las diferencias y hasta peleas que tienen lugar entre los seguidores de Frithjof Schuon (perennialistas) y los seguidores de Rene Guenon, cada uno de los cuales proclama la superioridad intelectual ya sea de uno o de otro. En vida ambos pensadores o metafísicos se distanciaron luego de que Schuon deliberadamente, y luego de haberse considerado un “discípulo intelectual” de Guenon, plantease doctrinalmente ideas contrarias a las expuestas por su “maestro”, entre comillas porque él nunca se consideró un maestro en le verdadero sentido de la palabra. El tema de la metapolítica tampoco es un asunto que concierna en demasía a René Guenon, aunque sí a Evola dado su naturaleza más inclinada hacia la acción guerrera o real. En fin, por eso prefiero personalmente hablar de la obra de cada autor y no tanto de una escuela o corriente de pensamiento determinado. Esto no quiere decir, por supuesto, que no exista un grupo de seguidores tradicionalistas, pero este es otro tema que concierne más al legado y a cómo se asume y se trabaja sobre ese legado a fin de no distorsionarlo…
Tras haber leído su texto encuentro que lo que no lo convence es, primero, la idea-clave de la intuición intelectual como forma genuina de conocimiento. Es decir, no lo convence en el sentido de que no encuentra cómo “probar” la realidad de esta operación intuitiva intelectual. Si es así, claro! se traería abajo toda la obra de Rene Guenon, así como de cualquier otro tradicionalista, pues ésta se fundamenta en una verdad “revelada teológicamente” o “intuida metafísicamente”. Ante ello, me parece, cada quién puede dudar o creer o estar convencido con certeza sobre la validez de esta facultad intuitiva intelectual y sus posibilidades universales de concepción. Luego lo que dice sobre la falsa representatividad de las ortodoxias de las tradiciones por parte de estos autores – aunque yo me baso en los escritos de Guenon -, no veo claramente en qué puntos esto sea así, aunque ello sea fácilmente constatable como usted dice. La obra “El esoterismo islámico” de Guenon me parece sumamente esclarecedora y llena de datos precisos para comprender la verdadera naturaleza del sufismo. Ahora bien, no me considero ningún erudito para afirmarle de hecho que los escritos de Guenon reflejan en efecto claramente la ortodoxia del sufismo, sino más bien un autodidacta que le interesa sobremanera el tema, pero sí conozco musulmanes “guenonianos” (es decir que comparten sus postulados y que en cierta manera se han visto inspirados por su obra) que pertenecen a una “tariqa” en el seno del Islam y que no encuentran – o por lo menos no me lo han hecho saber – esas falencias. No sé si podría pasarme los datos de estas inexactitudes ortodoxas por favor, para constatarlas y revisarlas. En su artículo dice también que “voces del saber espiritual máximo del interior de cada tradición sagrada han contestado estas posiciones heterodoxas de los autores tradicionalistas” y que “sus saberes universalistas no reflejan fielmente el entendimiento de las tradiciones sagradas”, en el caso que se refieran a Guenon me podría pasar también los datos por favor, para revisarlos y evaluarlos.
Por último, sobre lo que dice que el problema de fondo que presenta el pensamiento tradicional en su relación con Dios se basa en sus posibilidades de aplicación, no veo tampoco de que manera esto sea así. La metafísica esotérica, según Guenon, no es incompatible con la religión exotérica. Esoterismo y exoterismo se complementan y representan distintos grados de un mismo saber. Si yo le pregunto a cualquier autentico tradicionalista (los que no se limitan a una especulación teórico-doctrinal sino que lo complementan con una vivencia metódica en el interior de una forma tradicional) si cree y adora a Dios estoy seguro que me responderá que sí sin ningún problema. No veo cual es el inconveniente. Una persona metafísica tradicionalista puede aplicar adecuadamente la doctrina universal – si es que tiene las capacidades para ello – en el dominio particular de cada religión teológica siguiendo y respetando las costumbres, las legislaciones y las teologías respectivas. La vía jnañi puede complementarse con la vía bhakti, o por lo menos yo lo comprendo así.
Carlos
He cometido un pequeño error, la obra de René Guenon sobre el sufismo a la que me referí en el comentario anterior lleva el nombre de «Apercepciones sobre el esoterismo Islámico y el Taoismo» y no el de «El esoterismo islámico».
Carlos
Bismillahi Rahmani Rahim
Hola Carlos
La referencia al otro post sobre metapolítica se debió a que allí se contiene parte de las críticas al pensamiento denominado tradicionalista, no porque a Guenon le haya interesado la metapolítica (de la cual de hecho habla, sin usar ese término, no confundir metapolítica con politica). Y las críticas allí señaladas son aplicables por igual a Guenon, Evola, Schuon, y sus respectivos seguidores, más allá de las diferencias entre éstos.
Primer error, fundamental, ya que de hecho es el sine qua non de dicho pensar, el hilo conductor de todas las formas del pensar denominado tradicionalista, es la afirmación de la validez universal de todas las tradiciones (usando los términos de dichos autores, validez tanto exotérica como esotérica, a modo de mundos tradicionales paralelos todos ellos en sí mismos correctos).
Estamos hablando aquí de validez de cada forma tradicional in toto, no de validez inicial pero degeneración posterior -en sí misma ya, más allá de sólo sus representantes- , ni de reconocer una función providencial (lo que es distinto a verdad doctrinal, pues tambièn el mal tiene su función en el orden total que pretende subvertir), ni de rastros, presencias o visos de núcleos de verdad en medio de una forma tradicional en sí misma inválida.
Validez universal del cristianismo, judaísmo, Islam, budismo, hinduismo, taoísmo …
Bueno, al espíritu relativista contemporáneo le agrada eso y le suena muy chocante afirmar otra cosa. Pero ésa … no es la visión del cristianismo, ni la de judaismo, ni la del Islam. Y aunque ese tipo de lenguaje venga a asociarse ahora fácilmente con el hinduismo, tampoco es en rigor la visión hindú ni la budista.
Un vínculo recomendable con amplios hechos de interés al respecto es:
http://www.masud.co.uk/ISLAM/nuh/amat.htm
Los personajes que afirman eso y que afirman ser sufis son claramente una heterodoxia rechazada por todas las grandes autoridades del sufismo y, de hecho, por más que se presenten como ‘tradicionales’, tienen unánimemente toda la tradición detrás de ellos en sentido contrario, por lo que en estricto son un ismo moderno, mal que les pese lo moderno (léase: constituyen una forma de expresar la característica incapacidad de adherir netamente a una fe propia de la época moderna, una expresión del relativismo absoluto llevado al campo religioso bajo ropajes de sabiduría iniciática ‘tradicional’).
Sería largo mencionar esto para cada caso. Espero comprenda que no tengo ni el tiempo ni el comentario a un post es el lugar para ello.
Con todo, basta con ver el budismo con los textos budistas, el cristianismo con los textos cristianos, el Islam con los textos islàmicos (tanto de las ciencias de lo externo como del sufismo) y proceder de dicha manera en los demás casos, y comparar ello con lo que dicen Guenon, Schuon, Evola, Coomaraswamy, etc. El asunto va a resultar muy claro.
Pero si se juzga el sufismo, por ejemplo, desde la lectura de ‘apercepciones …’ (que leí asiduamente, así como toda la obra o el 95% de la obra guenoniana), créame que no sólo va a haber un universo de cosas trastocadas y no mencionadas o reconfiguradas en relación a la tradición a la que dice describir, sino que, lo más importante, para efectos de la disquisición que nos aboca (¿es tradicional el ‘tradicionalismo’), constituiría una simple petición de principio, un error metódico básico.
Yo también conozco musulmanes guenonianos (empecé siendo uno de ellos), como también musulmanes comunistas, musulmanes feministas, musulmanes secularistas, musulmanes de tal y tal otro tipo.
Para la disquisición que nos aboca, tal asunto no es prueba en absoluto de conformidad con la tradición.
A diferencia de lo que cree, no rechazo la idea clave de la intuición intelectual como forma de conocimiento (entendiendo por ella, según la definía Guenon, no un ejercicio del raciocinio discursivo que procede bajo silogismos, análisis, inducciones, deducciones, etc., sino un conocimiento directo que nada tiene que ver con lo anterior, uno ‘de golpe y de fondo’, del eidos, si se quiere, uno por el cual la operación de acto del conocer nos ubica ante un plano distinto del Ser que el mental caótico de nuestra mente discursiva).
Lo que rechazo es que ESO es lo que haga Guenon o los demás autores citados. Ellos piensan, sustentan, consideran, repiensan, afirman, niegan, precisan, elaboran … tanto como usted y como yo, pero dirían (o se entiende que es lo que nos tendrían que dar a entender): esto que hago sin embargo es Gnosis. No lo llaman ‘filosofía’ ni ‘pensamiento’ ni ‘reflexión intelectual’ pero comoquiera qye decidan llamarlo, lo que hacen es muy similar a todo eso que se autoatribuye un estatus distinto.
Pero como no es Gnosis ni es Revelación … es humano, demasiado humano, un ismo contemporáneo que pretende usar nombres de abolengo prestados ilegíitimamente.
Por otra parte, en cuanto al último aspecto de su comentario, referido al último aspecto de la crítica señalada en el otro post, claro que un tradicionalista le rsponderá que sí cree en Dios.
Y rezará el padre nuestro, si en su vida actúa como los que practican el cristianismo, o rezará las cinco oraciones del Islam si en su vida actúa como los que practican el Islam. Pero si le dice: ¿y es verdad que también es un Principio Impersonal, como el Tao, o que en lugar de hablar de Dios podemos más bien -claro, ubicándonos en la forma tradicional adecuada- válidamente prescindir de actos de adoración y más bien, meditar sobre simplemente la impermanencia universal y el vacío final (al cual no se le ora, ni suplica, ni se le habla en absoluto)? … ante lo cual, si el preguntado es ‘auténticamente’ tradicionalista, como usted dice, deberá también decir: pues claro, sólo cuídate de estar en esa forma tradicional y no en la mía en la que por razones simplemente de método yo actúo en forma de adoración a Dios.
Bueno, ninguno de los grandes maestros sufíes que han marcado la historia de las tarioqas sufíes -ni de los espirituales del judaísmo o cristianismo- nunca ha enseñado eso.
No sólo no han enseñado eso (por ahí algún tradicionalista al que le mencioné esto, ante la evidencia de la ausencia de dicha enseñanza, me dijo: no lo dijeron porque es un secreto esotérico del que sólo se habla hoy), sino que claramente han condenado actitudes de dicho tipo. En términos bastante duros.
Un autor que examinaba agunos asuntos al respecto, mencionaba:
«The Traditionalists, on the other hand, claim that through intellectual intuition they are able to discern the common essence. The method used is implausible. It is assumed at the outset that the religions have a common esoteric essence, and the texts are interpreted so as to accord with this principle. This is question begging.
The second major flaw common to most forms of religious pluralism is that the teachings of the religions seem to be inconsistent with one another, and with pluralism, regardless whether we examine their esoteric or exoteric doctrines. Pluralists are forced to claim that these contradictions are either due to corruptions in the religious traditions, or are due to inessential factors, such as culture. This sort of claim is not supported by an examination of the texts, but only by an a priori conviction of the truth of pluralism.
These objections to pluralism are made by appeal to standards of good scholarship in religious studies. More importantly, however, there are theological grounds within Islamic teachings to reject the religious pluralism of the Traditionalists.
The problem is where the criterion for religious truth is to be found. According to Islam that criterion is given in God’s final revelation to man, while according to Traditionalism it is something to be abstracted by intellectual intuition through a comparative interpretation of the world’s esoteric religious teachings.
This theological criticism is not merely theoretical. It has practical consequences, as well. For example, Islam presents a relatively egalitarian social ideal in which no distinctions in religious duty are made on the basis of social standing, occupation, color or race. There is no priesthood in Islam. Hinduism, on the other hand, not only has a priesthood, but it is enshrined in the caste system. Traditionalists such as Martin Lings continue to defend the Hindu caste system as being a part of authentic tradition, rather than condemning it on the basis of Islamic teachings.
What is essential here is to see what criterion is being used for evaluative religious and moral judgments. Instead of making their evaluations from within the framework or Islam, Traditionalists base their evaluations on the conceit that they can view all of the religions from some higher transcendent perspective.
The flaws of esoteric religious pluralism may be summed up by listing the following points.
* Intellectual intuition, even if accepted as a valid way of obtaining knowledge, does not support esoteric pluralism.
* Esoteric differences among the religious differences are proportionate to their exoteric differences. Common features among religious traditions may be found by abstracting and generalizing from their exoteric features no less than from their esoteric features.
* Religious pluralists use a question-begging methodology in their reading of religious texts.
* Pluralists gloss over important differences in order to eliminate contradictions.
* Pluralism conflicts with Islamic teaching, because Islam presents itself as the final and definitive religion for mankind and not as culture bound, while pluralism sees the differences between Islam and other traditions to be due to cultural accidents.»
Un texto que analiza el tradicionalismo (habla de SHNasr pero las afirmaciones de éste y las críticas son trasladables a Guenon) es:
http://www.al-islam.org/al-tawhid/pluralism2.htm
Allí puede ver con gran detalle varias críticas al tradicionalismo si le interesa con amplituid el tema.
Por lo demás, todo lo señalado aquí se circunscribe al análisis de la validez doctrinal del así denominado tradicionalismo.
No he escrito en lo anterior nada respecto a otros asuntos, como serían, el plano de la tolerancia moral, o la consideración de, por ejemplo, qué le ocurre a todos aquellos que no son partícipes de la Revelación intacta y única válida entre todas las así denominadas formas tradicionales.
Una muy breve reseña de estos otros aspectos puede verse aquí:
http://www.islamperu.org/sufismo.html
en una de las preguntas del documento ’20 preguntas y respuestas sobre el sufismo’, y habría mucho más que señalar, un océano por señalar, pero son consideraciones que no guardan relación con lo que nos aboca a este diálogo.
Y asuntos de los que quizá es mejor conversar persona a persona, compartiendo un té en medio de este frío limeño.
Saludos cordiales,
Nureddin
Hola Nureddin,
Muchas gracias por sus respuestas. Veo que discrepamos en varios puntos, pero ello no quita que sea interesante establecer claramente la naturaleza de estas discrepancias. En lo que respecta a la intuición intelectual como operación inmediata y supra-racional para conocer el infinito, supuse por el artículo que me recomendó, en el que sugería que no había manera de probarlo, que no lo convencía del todo. Entiendo ahora que lo que no cree es que Rene Guenon y demás autores tradicionales posean esa virtud intelectual, aunque haya sido él quien mejor y más claramente lo haya formulado teóricamente, por lo menos dentro de los pensadores contemporáneos. Personalmente sí creo que poseyese esa facultad intuitiva, no en vano fue considerado por el sabio Shri Ramana Maharshi como un “Gran Sufí”, es decir alguien que alcanzó el estado de “Identidad Suprema”. Sobre cómo clasificar el trabajo intelectual que realizan estos autores, pues me queda claro que lo que hacen es una filosofía especulativa de carácter dialéctico, como las demás filosofías analíticas humanas, pero con la sustancial diferencia, en el caso de Guenon por lo menos, que su obra presenta un claro simbolismo dado el estilo impersonal que utiliza y que le permite otorgar al significado del verbo una dimensión distinta a la común. Una cosa es la concepción intelectual por la cual se percibe la idea universal y otra es la formulación de lo concebido, que deberá adoptar para ser inteligible una forma discursiva racional. ¡Claro que su actividad intelectual es humana!, aunque no diría demasiada humana, pero a diferencia de usted mantengo mis reservas en clasificarla como una producción de carácter sistemático, ya que toda sistematización es consecuencia de una mentalidad sumida en el individualismo y el racionalismo, es decir que toma como referencia la originalidad del (in)genio personal, mientras que Rene Guenon se coloca en una posición supra-individual y supra-racional, impersonal. Pero, claro, todo depende si es que se le atribuye al hombre esta capacidad para hacerlo.
Sobre la validez universal de las tradiciones sagradas, no entiendo muy bien su posición. Es cierto que Guenon proclama la valides universal de cada tradición sagrada, pero no veo cuál sería la heterodoxia de esta afirmación hecha, téngase en cuenta, desde de una perspectiva metafísica y unitaria. Desde una perspectiva religiosa exotérica, dado su carácter exclusivista y sus concepciones populares antropomórficas y morales, resultará por lo menos chocante aceptar esta valides universal de las tradiciones sagradas, pero desde una perspectiva metafísica-esotérica que trascienda la multiplicidad de las formas particulares, en la cual se incluye de hecho el sufismo así como cualquier otra organización esotérica e iniciática, la valides universal de las tradiciones sagradas es un hecho más que real y de una lógica profunda… Respetando siempre, claro esta, a los respectivos exoterismos religiosos, ya que estos cumplen el papel de “soportes” o “puntos de apoyo” necesarios para realizar el trabajo operativo que nos conducirá de la periferia al centro de la circunferencia. Por cierto que todo esto nada tiene que ver con la facilidad que puedan encontrar algunos relativistas contemporáneos, los cuales estarían más motivados por una afán anti-tradicional e irreligioso de desprestigiar a las religiones monoteístas en general, igualándolas entre ellas, ya que saben que eso irrita a las autoridades del exoterismo religioso dado que estos profesan un exclusivismo “injusto”, que motivados por un afán de justicia metafísica dentro de la economía universal de la revelación. Cuando dice que esa no es la visión del judaísmo, del cristianismo y del islam, se referirá, supongo, a la visión exotérica-religiosa-exclusivista ¿pero qué sucede con sus respectivos dominios esotéricos? ¿Acaso las enseñanzas esotéricas no nos hablan de una universalidad o fondo común que trasciende el exclusivismo de las formas tradicionales particulares? Me parece que confunde los dominios respectivos del exoterismo religioso particular y del esoterismo metafísico universal, a menos claro que no comparta la tesis de la existencia de estos dos dominios y de su relación jerárquica y armoniosa. Un metafísico puede ser un individuo altamente devocional y respetar las diferentes creencias individuales, puede adaptarse a las circunstancias ambientales y hablar el lenguaje de cada quien.
Sobre lo que dice que en la obra “Apercepciones sobre el esoterismo islámico y el taoísmo” solo se encuentra un universo de cosas trastocadas, no mencionadas, reconfiguradas, etc., ¿me esta hablando en serio? disculpe la franqueza, ¿no le parece una obra intelectualmente honesta? qué autor contemporáneo diría usted que es más riguroso en sus estudios sobre el sufismo… ¿Seyyed Hossein Nasr (muy lucido pero muy influenciado también por la tesis de Schuon), Henri Corbin, Idries Shah (charlatán comprobado), Gurdjieff?, etc. En fin, sería interesante conocer estos desaciertos de Guenon en relación al tema del sufismo, más aún por lo que él mismo perteneció a una tariqa por más de 30 años y porque su conocimiento no provenía de la “corteza” exterior sino más bien del “núcleo” interno.
Lo de musulmanes guenonianos era simplemente una referencia para indicar que no me habían hecho notar ninguna de las inexactitudes heterodoxas que usted mencionaba. En todo caso lo de la prueba de conformidad de la tradición recaería más en el hecho de pertenecer efectivamente a una tariqa determinada y a su vez ser guenonianos que por el sólo hecho de ser guenonianos. Sobre la pregunta que se le puede hacer a un autentico tradicionalista, nuevamente pienso que corresponden a dos ámbitos distintos que no tienen porque entrar en conflicto: el de la teología devocional y el de la metafísica intelectual. Más que tener cuidado de estar en determinada forma tradicional al declarar ciertas verdades resultaría más prudente e inteligente tener cuidado de estar hablando con la persona adecuada, es decir, con alguien que posea la capacidad intelectual para comprender la naturaleza metafísica e impersonal de la divinidad, más allá de que pertenezca a tal o cual tradición, y no con una persona que no domine estos temas y que se pueda ver afectado en cierta manera. La cortesía y el respeto ante todo.
En fin, parece que nuestras discrepancias son de fondo y de principio, desde el momento en que no le reconoce la capacidad intuitiva intelectual ni a Guenon ni a los demás pensadores tradicionalistas y que considera que su obra no refleja claramente las ortodoxias tradicionales, pero ha sido interesante de todos modos saber su posición intelectual en relación a ellos, siendo esa en realidad mi curiosidad desde un principio.
Saludos
Carlos
Bismillahi Rahmani Rahim
Estimado Carlos
Parece que en efecto hay posiciones muy distintas al momento entre ambos. Lo que me llama la atención es que en realidad no tendría por qué ser así, si se trata de decir qué es el sufismo.
Si uno dice: creo de antemano en la validez universal de todas las tradiciones, pues, eso es creencia personal, que podrá ser alegada por la respectiva persona por todas aquellas cosas que la lleven a pensar así. Pero si ademàs se dice: el sufismo enseña esto, los espirituales de las demás tradiciones enseñan esto, entonces pasamos del plano de la creencia al plano de una afirmación sobre terceros y sobre actividades y comprensiones que tienen larga data y multitud de exponentes.
Es como si alguien dijera: creo en la reencarnación, en los Boddhisatvas y en Vishnu (por decirlo así, de modo muy llano). Bueno, simplemente diré: discrepo, y tendré multitud de razones para discrepar que podrán o no ser de interés a aquella persona.
Pero si esa persona me dice: En Tiahuanaco y también en la cultura maya creían también en la reencarnación, en los Boddhisatvas y en Vishnu, diré: pasas de la creencia a hacer una afirmación de otra índole. Y tu afirmación sobre lo que creían ellos simplemente no es cierta.
Esa persona podrá reevaluar o no su creencia primera. Podrá decir: entonces creo en algo nuevo por iluminación personal que he recibido (como si se tratara de una nueva religión), o decir, entonces lo anterior está todo igualmente erróneo (hay una línea sutil, por desgracia actualizada en nuestra época, entre decir todo es válido y nada vale), o decir, bueno, acepto haber estado errado al describirlos, pero igual creo lo que creo. O replantear su convicción primera.
Más allá de esas posibilidades, sin embargo: los hechos son claros en relación a su afirmación segunda. Salvo, claro, que esa persona pretenda crear una historia simbólica y un aparato justificatorio para decir lo que cualquier arqueólogo y cualquier tercero imaprcial sabe que es una afirmación muy fuera de lugar (y, en el caso del ejemplo, crudamente una afirmación exótica).
En ese caso, estamos ante el mismo problema teórico que el psicoanálisis: imposibilidad de recibir prueba en contra por modificación ad hoc. Pseudo-ciencia (en el caso del psicoanálisis). Pseudo-historia, en el otro caso.
Ocurre, mutatis mutandis, lo mismo con Guenon y el tradicionalismo: pasan de su aceptación preliminar de la validez universal, a afirmaciones sobre qué enseñanban las tradiciones, vistas a nivel no ya exotérico sino esotérico.
Bien, por múltiples razones no me gusta hablar de ‘esoterismo’, pero digamos simplemente que la gente que Guenon llamaría esoteristas dentro de cada una de las tradiciones que él trata, afirman simplemente algo distinto. No ya los que él llamaría exoteristas, sino los otros.
En el Islam, los grandes maestros sufíes han tenido muchas enseñanzas y claras al respecto. Quizá no haya leído, por ejemplo, el siguiente vínculo que puse antes, que trata acerca de Ibn Arabi:
http://www.masud.co.uk/ISLAM/nuh/amat.htm
Ibn Arabi, Rumi, Abdelqader al Jilani, Abul Hassan as Shadhilli, Shah Bahauddin Naqshband, Imam Junayd al Baghdadi, Sultan Bahu, Khwaja Moinuddin Chisti, Ali Ahmad as Sabir, Abdulaziz ad Dabhagh, Imam Ahmad Faruqi as Sirhindi -que Allah santifique sus secretos- (por mencionar sólo los grandes Imames del tasawwuf del pasado) … todos ellos dicen sobre ese particular algo no sólo distinto sino contrario a lo que vino a afirmar en el siglo XX ‘en nombre de la tradición’, Guenon.
Hablamos de la gente que ES la tradición misma del sufismo, maestros cuyas luces no somos siquiera capaces de imaginar.
Repito que si usted desea conocer ese aspecto, haría bien en suspender metódicamente su lectura de Guenon y sus preconcepciones guenonianas para proceder a la comprensión del sufismo, y dejar que los maestros hablen por sí mismos.
A diferencia de la época de Guenon, quien tuvo la virtud al menos de reconocer algo inmenso en el sufismo y el instinto de acercarse al sufismo, hoy varios maestros sufis han venido a Occidente y han dejado un vínculo con ellos y hay muchos textos que han llegado a ser conocidos.
Pregunta usted: «qué autor contemporáneo diría usted que es más riguroso en sus estudios sobre el sufismo» … acuda a los maestros, sus obras están allí, sus caminos están allí.
«lo de la prueba de conformidad de la tradición recaería más en el hecho de pertenecer efectivamente a una tariqa determinada» no es exactamente así.
Tenemos dos grandes fuentes: El Sagrado Corán y las enseñanzas del Profeta Muhammad, la bendición y la paz de Dios sean sobre él. Y tenemos a quienes son los grandes intérpretes, la ortodoxia tanto en los aspectos de las ciencias externas como en los aspectos de las ciencias espirituales. Lo que se mueve dentro del ámbito que viene así señalado es firme y válido; lo otro, ya ve usted, en este final de los tiempos se puede hacer con las tariqas o mejor dicho en nombre de ellas, casi lo que uno quiera.
Uno puede estar 40 años al lado de un gran maestro y no abandonar nunca las ansias y los amores que nuestro ego o nafs nos ha venido marcando en toda nuestra biografía, por lo que viene como ‘una copa llena, que ya no puede recibir mucha más agua’.
Otro, en apenas unos meses o a veces hasta apenas algunos días, viene como un vaso vacío, ha vaciado su vaso antes de acercarse al escanciador de la sabiduría, y su vaso es apto para recibir los dones que se guardan a aquellos que son capaces en verdad de negarse a sí mismos por amor a Dios.
Una vez -y esto es anécdota real- un Gran Maestro comentó acerca de un estudioso de Oriente que se le acercó y decía un montón de cosas acerca del sufismo. Fue amable con él, le respondió sus preguntas, el hombre se fue.
Pero el hombre se le acercó pretendiendo mostrarle un gran conocimiento del Oriente y del sufismo y quería sólo ‘conocimiento adicional’.
En privado, entre algunos murids, el Maestro decía, con asombro: viene y pretende decir y saber tantas cosas y no es así. ¿Qué puedo hacer si él viene así? Se acercó a un Maestro pero él también decía ser maestro.
Como un tradicionalista me dijo una vez, al mostrarle los hechos claros de las enseñanzas de los maestros sufis incompatibles de fondo con Guenon: seguimos a los maestros en aquello que saben, no en aquello que desconocen.
El vaso vacío, el vaso lleno.
Pero entre el maestro y él (y, cuidado, hablo de alguien que también es practicante en una tariqa y cuyo maestro es plenamente tradicional, no al estilo de los mariamiyyas shuonianos ni de los de Idries Shah o parecidos), entre uno y otro, decía, uno uno leía libros, a veces en un ejercicio espiritual siente un sobrepasamiento esporádico propio de la barakah de la tariqa, ciertamente ha debido tener por fuerza algunas visiones y sueños especiales (como cualquier principiante verdadero en el camino) … el otro, su maestro, el Gran Maestro de la anédcota, que resulta ser además el Polo en esta época, se ha perdido diríamos que eones atrás en el desconocimiento de sí mismo y en la estación de la proximidad al Señor Único, aniquilándose tras la aniquilación, albergando cada día los esplendores inefables de todas las tariqas en un corazón totalmente convertido en cero, navegando cada día entre océanos nuevos y mayores de gnosis y maarifatullah.
Importante diferencia.
El Conocedor, el Gran Maestro, nada en océanos que están reservados al sometido a Allah y Su Mensajero (saaws). Como enseñaba Ibn Arabi (qs):
“Dios tiene un reino especial, reservado a los secretos, desde el cual infunde los espíritus de las letras a todo el cosmos. La palabra divina “…y he infundido en él de Mi Espíritu” (Sagrado Corán, 15:20) contiene setenta mil fuerzas, de modo que el corazón del gnóstico recibe cada día setenta mil secretos: cada fuerza confiere un secreto y cada secreto otorga una de las ciencias de la divinidad, y esto cada uno de los días del mundo”.
Y decía también:
«La servidumbre es sumisión total y pura, de conformidad con la esencia misma de la naturaleza del siervo (dzatiyya li l ’abd). [ … ] únicamente la realizan los que habitan la Vasta Tierra de Allah que contiene lo contingente (hudût) y lo eterno (qidam). Es la Tierra de Allah, el que mora allí ha realizado la verdadera servidumbre con respecto a Él; a tal creyente Allah lo adjunta a Sí mismo, pues Él dijo: “Oh Mis siervos que créeis, Mi Tierra es vasta, adoradme pues” (Sagrado Corán 29:57), aludiendo con ello a esa Tierra de la que hablamos. Yo mismo adoro allí a Allah desde el año 590 [del cómputo islámico], y ahora estamos en el 635. Esa Tierra es imperecedera e inmutable; es por eso por lo que Allah ha hecho de ella la morada de Sus siervos y el lugar de Su adoración [ … ]. Es una Tierra espiritual, inteligible y no sensible (ard ma ‘nawiyya ma’qûla gayr mahsûsa)… ».
Quiera Dios que seamos de los que buscan negarse a sí mismos y vaciar su copa por amor a Él, el Único, glorificado y exaltado sea.
Saludos cordiales como siempre.
Nureddin
Hola Nureddin,
Sobre el ejemplo que me ha dado, en el que pone énfasis sobre las diferencias entre una creencia personal y una afirmación que traduce una certeza intuitiva, nuevamente me parece que confunde dos dominios distintos como le he venido diciendo en mis anteriores comentarios. La peculiaridad de la obra de Rene Guenon es que ésta es de naturaleza estrictamente metafísica y su tesis principal se centra en dar a conocer la existencia de un “centro supremo” o “tradición primordial” a la cual se puede arribar desde el interior de cada forma tradicional. En todos sus escritos deja traslucir esta unidad de fondo que debe ser necesariamente de naturaleza metafísica y principal. Si no le agrada el término “esoterismo”, pues de saque será difícil comprendernos, más aún si es que tampoco le reconoce la capacidad intuitiva intelectual. Las afirmaciones de Guenon son fruto de sus intuiciones supra-racionales, no simples creencias sentimentales… lo suyo es una doctrina metafísica, no un sistema relativista elaborado por un ingenio limitada a lo individual. Así mismo tampoco afirmaba qué cosas se enseñaban en las tradiciones, sino más bien se limitaba a interpretar las doctrinas particulares de cada forma tradicional tomando como base la doctrina universal de la tradición primordial, y haciendo esas interpretaciones es que fue verificando sus analogías y parecidos.
En relación al sufismo, tal vez no tengamos porque estar en desacuerdo, pero mi enfoque se centra, como le digo, en los planteamientos guenonianos. Es decir comprendo el sufismo como una organización esotérica e iniciática que debe necesariamente apoyarse en el exoterismo islámico y todo lo que ella conlleva; constituida por una relación jerárquica espiritual que, como todas las demás organizaciones iniciáticas de las diversas formas tradicionales, debe llegar a contactar en sus más altas jerarquías con los guardianes o detentadores del “centro supremo” o “tradición primordial”. Lo que menciona que los esoteristas de cada tradición dicen algo distinto a lo que afirmó Guenon en “nombre de la tradición”, me parece que se equivoca. El texto que me sugiere leer, aunque no domine muy bien el inglés, es la interpretación que hace Nuh Ha Mim Keller de algunos fragmentos de los escritos de Ibn al Arabi y de Emir Abd al Qadir. La exegesis que se hace de los textos sagrados y de sus intérpretes autorizados, como usted sabrá, puede variar desde lo más literal hasta lo más simbólico, dependerá del “genio” de quién lo interprete. El simbolismo del que habla Ibn Arabi de las estrellas como las demás religiones y del sol como la aparición del Islam no tiene porque ser interpretado como refiriéndose a la validez única del Islam, mas aún por lo que especifica que la luz de las estrellas continúan existiendo a pesar de la aparición del sol, con total validez por supuesto. Insisto, el exclusivismo es una característica de las religión exotérica y no de un autentico esoterismo, el cual es universal. Creo más bien que usted debería tener más cuidado en hacer afirmaciones teñidas de exclusivismo. No soy musulmán ni ningún estudioso especializado del Islam, lo mío iba más por el tema de Guenon y su función primordial (desde mi punto de vista), por lo tanto no espere que le saque un arsenal de citas ni mucho menos. Lo que sí puedo decirle es que en el fondo metafísico todas las tradiciones son igualmente válidas, lo cual no quiere decir que el Islam no tenga una función especial para el final de los tiempos, dado que fue y será la última revelación de la presente humanidad. Michel Valsan y Charles Andre Gilis, seguidores intelectuales de Guenon y musulmanes también, han hablado claramente sobre esta función escatológica del Islam y sobre cómo estará destinada a hacer frente al anticristo de la mano del Mahdi y con la ayuda de Jesús en su segunda venida, pero de ahí a afirmar que por esa función especial no todas las tradiciones son válidas!, no lo creo… Le recomiendo la lectura de las obras de estos dos autores, así como también la obra de Michel chodkiewicz quien es un estudioso muy serio del akbarismo y discípulo a su vez de Valsan. Ellos estudian la obra de Ibn Arabi y muestran las profundas concordancias entre sus escritos trascendentes y los escritos de Rene Guenon. Es más, existe actualmente una escuela influenciada por la obra de Guenon que se dedica a traducir las obras de Ibn Arabi del árabe al francés, con la intención de traducirlos más adelante también al español y poder en algún momento distribuirlas por estos lares. Le coloco tres artículos que hablan un poco sobre la relación “ortodoxa” entre Rene Guenon y el sufismo. Una es una entrevista que se le hace a un sheik de la tariqa Alawya, que si bien es cierto habla más sobre Schuon y su posición heterodoxa cuando decide fundar su propia tariqa, al final nos dice unas palabras muy interesantes respecto a Guenon y su papel de mediador entre oriente y occidente, más aún por lo que provienen de un venerable Sheik.
http://symbolos.com/s19rgoff.htm
Luego un artículo de Oscar freire que habla sobre la via shadhilita, filiación espiritual que siguió Rene Guenon, llena de datos muy interesantes y que le mostraran de hecho la concordancia ortodoxa entre su obra, el sufismo y la tariqa a la que perteneció. Se menciona también cómo cualificados sabios musulmanes reconocen la validez de su obra.
http://www.webislam.com/default.asp?idt=8725
Y por última una reseña de una obra de Michel Valsan, “El Islam y la función de Rene Guenon” en donde se menciona el esfuerzo que se hace para traducir las obras de Ibn Arabi y como éste a influencia la obra de Guenon.
http://symbolos.com/libsrg11.htm
Los ejemplos que coloca sobre los vasos medios llenos o medios vacíos y sobre cómo algunos se acercan a un maestro con una pretensión de autosuficiencia son muy ilustrativos pero de ninguna manera se le pueden aplicar a un personaje de la envergadura de Guenon. Como le digo, su estado de “sufí” ha sido corroborado por diversas autoridades no solamente al interior del Islam sino también al interior de diversas tradiciones distintas. Me parece que el tema de su ortodoxia en relación al sufismo y a lo que dijeron sus representantes tradicionales queda bastante claro con estas referencias que le estoy dando. Sobre su supuesta heterodoxia con las demás tradiciones sagradas, tampoco me parece que sea así y no me da el tiempo para estar demostrándolo, existen diversos testimonios que lo contradicen. Sus obras sobre la doctrina hindú y en especial el vedanta son impecables, así como también sus obras sobre el Taoismo y sobre la masonería operativa. Insisto en que mi pregunta se centraba más en la obra de Rene Guenon en sí misma, sobre los diversos postulados metafísicos que plantea, y me queda claro que no le “cuadran” lo suficiente.
saludos
Carlos
Bismillahi Rahmani Rahim
Estimado Carlos
Decir que Guenon construyó un puente entre Oriente y Occidente no es lo mismo que decir que fue Shaykh de Tasawwuf ni menos aún Shaykh al Kamil. Solo un puente. Un buscador, un hombre que quedó a medio camino entre lo uno y lo otro, y que permitió dar noticia de algo al otro lado. Un puente. Ya de por sí, para su +època, esa fue una gran hazaña, sin duda. Pero no hagamos de él un mito, haciéndole pasar por alguien que ni siquiera él mismo nunca dijo ser, ni -por cierto, last but not least at all- su shaykh.
Otro shaykh ha dicho lo mismo de otros intelectuales occidentales que de una u otra manera, bajo maneras cada cual muy diversas, han hecho sonar la palabra ‘sufismo’ en Occidente.
Pero cruzado el puente, se llega a la tierra final, al cual el puente tiende pero es un reino amplio respecto al cual el puente en sí mismo no se ubica más que en la periferia.
Las referencias que usted indica en relación a la ‘función’ de Guenon son conocidas. Muchos autores tradicionalistas aplauden la ‘maestría espiritual’ de Guenon. No era de esperar otra cosa. Ante la manifiesta falta de apoyo en los grandes shaykhs del sufismo, y ante una actitud reacia a dejar de lado su anhelado relativismo, hay quienes elevan a su mentor intelectual a un pedestal que ni él ni su shaykh -ni por cierto ningún otro shayklh sufi- le puso. Ah, y está la declaración de un gurú hindú, lo cual no cuenta en absoluto para las fuentes ortodoxas del sufismo.
Lee usted una interpretación de Ibn Arabi. Quizá debería ver las interpretaciones que los discípulos mismos de Ibn Arabi y otros grandes shaykhs del tasawwuf dieron acerca de Ibn Arabi, o muchas otras citas expresas de Ibn Arabi en relación a la invalidez de otras religiones. No las cito para no afectar su sensibilidad.
Verá si lo hace que el link provisto no es ‘anecdótico’, sino consistente con la tradición, a diferencia de la desinterpretación y falsación autoreferida como ‘tradicionalista’ de Ibn Arabi.
Reconoce que desconoce la literatura directa de los grandes maestros del sufismo y sin embargo insiste en debatir afirmando su postura.
Vaya aquí un simple link:
http://www.naksibendi.org/sohbets/SM_5-19-04.html
Seguro que a usted le parecerá algo de escándalo, quizá, pero el link lo pongo por la eventualidad de que algún otro lector lea estas líneas.
Me apresuro a recordarle que el plano de lo doctrinal es uno y no está divorciado del plano de la tolerancia ni del amor a los seres humanos todos y la Creación toda. Sólo esperamos el bien para todos, el bien universal.
Me abstengo por último de citar tantos casos que podrían mencionarse, de todas las épocas y tariqas, para evitar susceptibilidades -y porque quizá confundiría el rigor doctrinal con una animadversión contraria al amor-. No veo por conveniente proseguir, en estas circunstancias, en dicha línea.
Le recomiendo, nuevamente, una lectura directa no mediatizada por Guenon, ya que de otro modo toda su lectura no sería más que una enorme petición de principio.
Vaso vacío, vaso lleno.
Al final, cada cual verá lo que verá. Decimos que el Iman es una luz que pone Allah en los corazones.
Y decimos también que cada cual buscará invariablemente su destino.
Que Allah nos guíe por las sendas de la rectitud y la Luz que envía con Sus mensajeros, la paz sea con todos ellos.
Saludos cordiales.
Nureddin
PD: Doy por concluido aquí el debate, pues las posiciones ya han sido suficientemente expuestas y no hay provecho en seguir en esta línea.